La puesta a punto de la Europa post-crisis
Tras un año repleto de momentos clave en el continente, la Unión Europea vuelve a recuperar la actividad con **un balance ambiguo
**: por una parte, vemos algunos signos de estancamiento; por otro, tímidos signos de vitalidad asoman.
¿Podemos considerar el recién abandonado año 2013 un punto de inflexión en la configuración de la Europa post-crisis? La ola de noticias sobre la recuperación económica del continente parece sucederse de una manera más fluida en los últimos meses, y el escenario de una posible ruptura del euro (¿Grexit?), ya no está en la agenda, lo que contribuye al contagio informativo que sin duda es indispensable para la construcción de percepciones.
En este sentido, una de las noticias más importantes de 2013 es que éste ha sido el año en que se ha visto que es posible salir de los rescates europeos, con Irlanda y España poniendo fin al mecanismo de ayuda financiera. No es momento, sin embargo, de pecar de un optimismo ingenuo, ya que habrá que ver si la actual coyuntura es capaz de evitar que 2014 sea el año del recate a Eslovenia, del segundo rescate a Portugal y de un hipotético tercer rescate a Grecia.
Asimismo, el año pasado se dejó el terreno abonado para la culminación de trascendentes procesos que se completarán en los próximos meses, como la unión bancaria, el gran proyecto de integración reciente que, quizá por su carga técnica, ha pasado desapercibido para la opinión pública. Estamos ante una de las grandes cesiones de soberanía en la historia comunitaria y un paso clave para el refuerzo de un sistema financiero europeo más sólido y menos voluble.
Otro destacado esfuerzo de la Unión que ha resultado desapercibido durante el año pasado ha sido el esfuerzo realizado por acabar con uno de los clichés más extendidos: una Unión ineficaz y burocrática. A estos efectos, la Comisión presentó una propuesta para fomentar más procesos electrónicos y mayor participación directa, un paso más para consolidarse como una de las instituciones más eficientes y transparentes, al contrario de lo que muchos piensan.
Una creciente desafección ciudadana
Es cierto que las circunstancias que la UE ha vivido en el último lustro han sumido a sus ciudadanos en una especie de complejo de inferioridad y pesimismo general ante unas instituciones que no han sabido reivindicar su papel en esta crisis. Se trata de la primera gran crisis que vive una generación de europeos acostumbrados a la prosperidad, que habían crecido con la promesa de que les esperaba un futuro brillante, pero también ha sido el año en que nos han recordado desde fuera, nada menos que desde Ucrania, de la importancia de mantener lo erigido hasta el momento.
El desempleo es, sin duda alguna, el mayor reto a corto plazo para la UE. La Eurozona se encuentra en niveles récord, con una tasa del 12,1%. Liderando esa clasificación tenemos a Grecia y España, con un 27,4% y un 26,7% respectivamente. Las diferencias entre países como Alemania o España en términos de desempleo ponen de manifiesto la distinta falta de oportunidades entre los países comunitarios. Así, una mayor integración de los mercados laborales comunitarios, profundizando en la estrategia Europa 2020, resulta imprescindible a efectos de corregir las desigualdades entre los distintos Estados miembros.
No podemos olvidar que como se viene anunciando desde hace un tiempo a esta parte, en 2014 tendremoselecciones al Parlamento Europeo, unas elecciones que serán decisivas para el futuro comunitario. Estas elecciones se plantean distintas por varios motivos, entre los que se encuentran la asunción de más competencias por parte de la única institución comunitaria elegida directamente mediante sufragio universal, o la elección indirecta del Presidente de la Comisión y por ello, la posible politización de esta institución.
Pero como decía Torreblanca, “Without informed public opinion, Europe cannot exist”. El cambio en las instituciones no es suficiente. Lamentablemente, en diciembre del año pasado nos encontramos con la noticia de que uno de los escasísimos medios de comunicación paneuropeos (con euronews, quizás el más importante), Presseurop, se ha visto obligado a paralizar –al menos por el momento- su actividad. Sin duda, esto debilita los cimientos para la creación de un demos europeo, un paso previo necesario para la eventual creación de una verdadera unión política, que no olvidemos es apoyada mayoritariamente por los ciudadanos españoles.
Así pues, de cómo se enfoque este 2014 dependerá en gran medida el futuro (no sólo a corto plazo) de la más integrada organización internacional que existe, la Unión Europea.
*Artículo publicado originalmente el 21 de enero de 2014 en Miradas de Internacional.
Vicente Rodrigo y Salvador Llaudes